100 Años y 1 día

Mensaje de Registros Akáshicos

Cuando os permitís ser volvéis a la inocencia perdida,
a la niñez, a la confianza, a las risas, a la alegría de
sentiros vivos y experimentar en ese hermoso planeta.

Da igual los años que muestre tu cuerpo físico, da
igual las lágrimas que hayan llorado tus ojos, o las
sonrisas que hayan iluminado tu rostro; da igual las
batallas que hayan escuchado tus oídos o las caricias
que hayan llenado de ternura tus manos. Todo eso es
Vida: experimentación recogida de fuera para crecer,
para hacerte sentir que estás vivo.

Se trata de sentir y, desde ese sentir, es tu Ser quien
te muestra que ni cien años de soledad marcados por tu
mente pueden ahogar la inocencia innata en tu corazón
cuando te permites ser, siempre desde la coherencia de
pensamientos, palabras y acciones, desde el vivir profundo
que yace en tu alma.

No importan los años aquí en la Tierra; el tiempo
como tal no existe y tú eres una creación eterna que
en todo momento seguirá el instinto interno de seguir
creando, seguir amando, seguir brillando…

100 Años y 1 día

Escuchaba una voz y una risa constante que contaban mil
historias, batallas ganadas y otras perdidas. La voz hablaba
del vuelo de las mariposas y de todo lo que viven las orugas
antes de poder volar.

Entre una historia y otra, cantaba alguna canción. Aunque mis ojos
estaban aún cerrados, escuchaba una voz con la frescura de la
juventud, una inocencia de colores tiernos y la alegría de un niño.

Al abrir los ojos, observé con detenimiento y noté que esa voz
provenía de la señora de los cabellos color plata; era mayor
pero parecía tan joven… así que le pregunté su edad y me
dijo: «ayer fue mi cumpleaños, tengo 100 años y un día».

En ese instante supe que ni la juventud ni la vejez tienen edad